Recuerdo a un compañero del internado allá por el año 69. Era media noche cuando de pronto nos despertamos sobresaltados al sentir que todo se movía. Unos salieron corriendo; otros se quedaron quietos sin saber qué hacer. A uno, grandullón como él solo, se le ocurrió poner un papel entre la ventana y la contraventana porque aquello no paraba de dar porrazos; con eso "había arreglado su problema": el ruido. Claro que el Terremoto no pudo arreglarlo con su papelito.
Vivimos unos tiempos complicados para todo y en ese todo entra de lleno nuestro puesto de trabajo. Desde los sindicatos se trabaja para atender nuestros problemas. Pero nuestros problemas son solo una mínima parte del problemón que tenemos encima. No se trata de ser alarmistas, sino de no ignorar en qué situación estamos. Acabo de leer un artículo en ELMUNDO: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/2 ... 31994.html y pienso si no nos estamos despistando un pelín amortiguando el ruidillo de la ventana, cuando el problema es que se nos pueden caer el techo encima.
Esta entrada solo quiere ser una nueva llamada a la movilización. Si desatendemos lo principal, asumiendo que no hay nada que hacer, acabará siendo cierto que YA no hay nada que hacer. Depende de la respuesta que les demos a nuestros gobernantes.
saludos