Hubo un tiempo, en el que fui punta de la lanza de la lucha laboral.
Era respetada por mis compañeros, pero muy criticada por los representantes sindicales y un valle de lágrimas en soledad cuando me sentía impotente.
Me encantaría decirles hoy a todos aquellos que injustamente me tacharon de pesimista, de inventarme cuentos sobre agencialización y destrucción de puestos de trabajo de laborales, aquellos que se reían tanto cuando yo hablaba de la Segunda Modernización de la Junta de Andalucía… Que estaba equivocada, que mi lucha en solitario por movilizar a los trabajadores era absurda, que no se iban a amortizar ningún puesto de laboral, ni se iba a perder un solo derecho, tampoco se iba a privatizar tras la máscara de la agencialización ningún servicio público.
Pero yo no inventaba nada señores, que de aquellos barros vienen estos lodos. Es cierto que han pasado algunos años, había que volver a ganar las elecciones. Sólo había que esperar que la crisis saliera de los bajos fondo donde ha estado escondida durante algunos años (gracias a la complicidad de los que han ido sacando tajada a cambio de su silencio), hasta que la situación ha sido tan grave y evidente que no se podía ocultar más a la ciudadanía (los votantes) y a los trabajadores.
El tiempo ha pasado…
Hoy, junto a mis libros, en mí rincón preferido, descansa silenciosa como si el tiempo se hubiera detenido una vagoneta de la mina asturiana, símbolo de lucha y unión de trabajadores fieros. Mineros, que con hombría derramaban su furia en forma de lágrimas en la boca del pozo minero…
Cerquita de la vagoneta asturiana, una placa de cobre de Atlantic Cooper, vestigio de la compañía inglesa de Rio Tinto (Huelva), donde se produjo la primera reivindicación, de la que se tenga constancia en el mundo, por la salud de los trabajadores y el medio ambiente, de manos Tornet un revolucionario y sindicalista.
Al Andalus y Asturias, tierras ancestrales ambas, luego vendrían otras comunidades pretendiendo ser los reinados más antiguos. . . pero ese es otro debate.
Ahora, utilizo mi tinta en vez de mi voz, la calma sustituye a la inquietud.
Y así, desde el anonimato… navegando en aguas extrañas y turbulentas, seguiré con mí lucha activa, sólo han cambiado el escenario y los espectadores.